lunes, 29 de agosto de 2011

Y un día llegaste

Siempre me gustaron las cosas organizadas, quizás ese sea el motivo por el cual el proceso de embarazo me tenía con una especie de miedo a medida que se iba acercando la fecha… Nada de esto estaba bajo mi control, ni bajo mi poder de organización… era una situación que me tomaría por sorpresa y ocurriría cuando ella decidiese venir a este mundo… Todo fue más sorpresivo aún, cuando dos días antes la Dra. me dice que programaríamos una cesárea porque la beba no terminaba de bajar… sus palabras fueron: “Bueno Laura, como esto viene demasiado verde, Milena va a nacer el día del Niño…” En ese momento mi respuesta inmediata fue: “No podemos esperar un poquito más? Claro… el día del Niño era pasado mañana… y de repente me encontré con un montón de sensaciones, miedos, preguntas…y lágrimas a montones… Cuando el shock del primer momento pasó… comencé a pensar que no iba a sufrir las contracciones, que se me iba a pasar la incógnita de si me daría cuenta cuando rompiese bolsa, o si teníamos que salir corriendo y la casa estaba patas para arriba… La noche del viernes fue rara… no pude pegar un ojo, y cuando lograba hacerlo, eso duraba unos segundos… El sábado tratamos de pasarlo lo más serenos posible… hicimos unas compras, paseamos un rato y dejamos casa ordenadita… repasamos una y otra vez las cosas que habíamos guardado hace tiempo atrás en el bolso… y solo faltaba que las horas pasen para que el domingo a las 8.30 hs nos internemos… Y llegó el día, la hora, el momento de estar disfrazada para verte llegar… esa especie de camisolín que una no sabe como sujetarlo para no andar con el toto al aire por todo el sanatorio… Un suero incómodo en mi brazo izquierdo… y sobre todas las cosas… mucha tranquilidad… si algo tuve en todo momento fue tranquilidad… Llegó la hora… me vinieron a buscar… yo no sé exactamente cuánto duró todo… pero para mi fueron segundos que volaron… Una voz me dice ahí se está vistiendo tu marido… y lo vi aparecer a el… también disfrazado pero sin el toto al aire… con mucha seriedad… una mezcla de susto con alegría… Le dicen, este es tu lugar Papá… y se sentó a mi derecha… yo parecía crucificada… y sólo podía mirarlo de reojo… Nos miramos… nos preguntamos si estábamos bien y la Dra dice… bueno ahí llega Milena… y ahí la vimos, tan chiquita… tan linda… tan llorona (como mamá) nos volvimos a mirar y ya éramos tres los que llorábamos en ese quirófano… yo no podía creer lo que estábamos viviendo… no podía creer que estos 9 meses habían terminado de la manera más hermosa que podían terminar… Y esto era sólo el comienzo… Los días siguientes fueron de muchísima emoción… de visitas, de alegrías… de abuelos con exceso de baba…
Era hora de volver a casa… de empezar esta vida de tres que tanto habíamos esperado estos meses… la pregunta era: ¿Cómo? ¿Y ahora, que se hace? Llegar a casa fue tremendamente fuerte… fue como si las lágrimas se hubiesen adueñado de mi ni bien traspasamos la puerta. Y no eran de tristeza, para nada… era algo que me desbordaba, que no podría explicar… la miraba y no podía creerlo… la miro y sigo sin poder creer que esto tan hermoso nos esté ocurriendo a nosotros… Y ahí pienso, qué hubiese importado tener la casa desordenada, o que todo me hubiese agarrado por sorpresa, o el camisolín con el toto al aire, o el suero que me molestaba, o los kilos que acumulé durante estos 270 días, si el resultado final es lo más hermoso que nos pudo haber pasado en la vida…
Todo absolutamente todo se vuelve pequeño cuando la miro… cuando te veo en ese rol de Padre que tan lindo te queda… cuando confirmo una y otra vez que no pude haber elegido un mejor compañero para esta vida… que me cuidaste tanto estos 9 meses y nos estás cuidando tanto desde ese día que cambió nuestras vidas…Que comprendes sin pensar que me volví loca (más) cuando lloro sin motivos…
Ya somos una familia… ya hay algo que nos une para toda la vida… y es ella… Esta Princesita que nos deja sin palabras con tan solo mirarla… que hace que el día se pase volando y eso no nos importe… que nos encante esta nueva vida que decidimos tener… que juntos sigamos aprendiendo y haciendo nuestra propia experiencia de ser padres…
Nuestra vida cambió, nada será como antes, hoy somos responsables de una personita que nos desborda el alma… por eso, Mile, esperamos estar a la altura de las circunstancias… Gracias por darnos una lección de vida… por hacernos comprender que nada, absolutamente nada podría ser más importante que llenarte de amor y felicidad… Gracias hijita por ser lo más hermoso que nos pudo haber pasado, porque si dicen que todas las personas llevamos un niño dentro, no tenemos dudas que tu llegada fue el mejor regalo del día del Niño que pudimos haber recibido…
Bienvenida a este mundo… tan inmenso hoy para tus ojos… pero tan pequeño para nosotros cuando lo comparamos con lo que sos en nuestra vida!


No hay comentarios:

Publicar un comentario