domingo, 25 de noviembre de 2012

365 días repletos de Amor

Cuando me quise acordar, 9 intensos meses habían llegado a su fin para darle lugar al momento más hermoso de mi vida… para comenzar a vivir la experiencia que desde entonces me tiene cumpliendo el rol que me enseñas a desempeñar día a día.
Cierro los ojos y recuerdo ese día a la perfección. Recuerdo la ropa que me puse. Los nervios contenidos. El repasar las cosas que habíamos guardado en el bolso una y otra vez. Las ganas de conocerte. El ayuno, que al ritmo que venía comiendo, parecía ser la mayor de las torturas. Las miradas cómplices. Los trámites de ingreso a la Clínica, similares a los de hospedarse en un hotel 5 estrellas. Los nervios de Papá. La cara de tus abuelos. Todo absolutamente todo lo tengo grabado en mi mente… y a las 11.20 de la mañana todo cambió… llegaste… comprendí que el amor a primera vista existía cuando te ví… tan chiquita, tan llorona, tan hermosa… Si hubiese querido imaginar ese momento, nada de lo que imaginé fue como ocurrió. Todavía sigo sin encontrar las palabras para poder describirlo, para poder explicarles a otros lo que se siente cuando una se convierte en Mamá.
Eras una desconocida y ya te amaba… te tenía en mis brazos sin comprender demasiado que se hacía a partir de ese instante y de qué manera… pero si algo sabía era que sería responsable de alguien para el resto de mi vida, que alguien tan chiquita e indefensa me necesitaba, me reclamaba y junto con Papá conformábamos tu mundo que recién comenzaba a girar.
Los primeros meses fueron raros, estábamos conociéndonos, y sin embargo te amaba como si te conociera de toda la vida, me emocioné, lloré, me reí con tus gestos, me sentí frustrada, dudé más de una vez sobre mis capacidades de madre, sentía que el día se pasaba demasiado rápido y en más de una oportunidad la tarde todavía me encontraba en pijama. Pero todo lo demás, todo lo que me dejaba el compartir las 24 hs de mi día con vos superaba el cansancio y algún que otro día difícil que hayamos tenido que atravesar.
Recuerdo tu primera sonrisa como uno de los momentos más hermosos… no podía creer que era destinataria de esa sonrisa que me desbordó el alma. Tu primera carcajada, tan contagiosa como lo sigue siendo al día de hoy. Tu primer Mamá… y nos quedarán tantas primeras cosas por descubrir. No tengo dudas, que esto es sólo el comienzo, y si todo lo que quede por delante es tan hermoso como lo vivido hasta hoy, que venga nomás… estoy esperando con los brazos abiertos.
Cuando me quise acordar, ya había pasado un año de tu llegada… cuando me quise acordar me encontraba organizando tu primer cumpleaños. No puedo creer que el tiempo haya pasado tan rápido, que hoy me busques, me sonrías, me digas Mamá, me tires los brazos, me hagas ojitos, aplaudas, saludes y estés dando tus primeros pasos.
Feliz Primer Añito mi Princesa Hermosa! Nada podría haber sido mejor que lo que ocurrió hace un año atrás… nada absolutamente nada nos hace más felices que el saber que estamos haciendo todo por vos, para que no te falte nada, pero sobre todas las cosas nunca pero nunca te falte Amor.
Gracias Panchi por enseñarme cada día a ser Mamá.
 
Te amo hasta el infinito!

jueves, 3 de mayo de 2012

Nuestros días desde aquel 21 de Agosto

Siempre nos gustó planear y organizar las cosas con tiempo. Las vacaciones las comenzamos a programar un año antes, nuestro casamiento un año y medio antes. Y la llegada de Milena, no podía ser la excepción. Nos fuimos preparando económica y emocionalmente para ese momento. Sabíamos que estábamos preparados para afrontar el desafío que hoy, con conocimiento de causa, consideramos el más importante de nuestras vidas.
Milena ya tiene 8 meses, y me resulta increíble pensar como el tiempo pasó tan rápido. Como todo se va acomodando, como los miedos del primer día ya no existen, sino que se renuevan por otros. Si tuviese que describir estos meses, los describiría con tres palabras: Trabajo en Equipo. Eso es lo que somos desde el día que comenzamos a planear la búsqueda de nuestra Princesa. Y creo que comportarnos como un equipo, es la única manera de afrontar este desafío sin morir en el intento.
Nosotras, como mamás, ponemos el cuerpo durante 9 meses, ponemos el cuerpo para darles la teta, percibimos si lloran por hambre, por sueño o por mimos, quizás aprendemos a conocer a estos seres tan increíbles, desde otra perspectiva distinta a la de ellos. Y eso no significa que sea mejor, simplemente distinta. Por ese motivo, desde el primer día, fuimos tres en este camino. Desde el primer día, él supo involucrarse como padre, quiso involucrarse, le gustaba, lo necesitaba y en definitiva era también lo que anhelaba cuando decidimos formar esta familia. Y yo, también quise darle ese lugar, y lo dejaba a el compartir momentos con la beba, y yo no dejaba de tener comunicación con el mundo exterior, aunque sea con la idea de ir hasta el súper a comprar cosas. Luego fue el regreso al gimnasio. Después merienda con amigas. Y así, los dos, continuábamos con nuestros espacios, y nosotras que somos las que durante algunos meses estamos con los bebés desde la mañana hasta la noche, no vivimos esta etapa como si fuese el fin de nuestra vida.
El primer tiempo fue raro, me costó mucho acomodarme al tema de la teta, desde mi experiencia fue lo más complicado de este rol de ser madre, pero con tiempo, paciencia y dolor logramos conectarnos y ponernos re cancheras. Muchos nos dicen que es una bendición, ya que no pasamos noches sin dormir, Mile fue una santa desde el primer día, y al día de hoy respeta sus rutinas de una manera que parece diagramada a la perfección. Uno a esta altura no sabe si es porque la peque es una santa, o porque uno ayuda a que sus rutinas sean respetadas y no dejar nuestro costado organizado en lo que es lo más importante del mundo hoy para nosotros.
Cuando nos acomodamos con la teta, vino la primer comida, luego dos, luego cuatro. Y todo es un cambio, al cual todos debemos acomodarnos. Juntos decidimos que mi licencia por maternidad sea gozada hasta el final, y yo pueda estar con Mile hasta último momento. Eso implicaba también acomodarnos económicamente y tirar con un sueldo. Pero como decía al principio, todo se acomoda, o uno se acomoda si las decisiones las toma seguro y con el corazón. Trabajo desde hace 14 años ininterrumpidos, hoy tengo 32, con lo cual pensaba que iba a ser difícil esto de estar todo el día en casa… hoy creo que nací para ser una ama de casa, me encanta esta vida y este rol de madre, lo disfruto muchísimo.
Siempre tuve muy en claro, que pese a ser esta beba que me desborda el alma con tan solo mirarla, lo más mágico que pudo haberme dado la vida, yo seguía siendo Laura, la laburante, la esposa, la hija, la hermana, la tía la amiga … que si bien es todo un cambio, no me hubiese gustado sentirme desbordada por la situación más hermosa del mundo. Y posiblemente por eso, tratamos desde el primer día de funcionar como un equipo. Creo, que es el secreto para que las cosas puedan encaminarse de la mejor manera posible.
Nadie nace sabiendo ser madre, es algo que vamos aprendiendo sobre la marcha y todos los días, y uno hace lo que mejor le sale. Siento que desde hace 8 meses nada es más importante que ella, que todo, absolutamente todo pasa a segundo plano con tan solo mirarla y que me siento una afortunada de la vida por este milagro de ser mamá.


sábado, 21 de abril de 2012

Ya pasaron 8 meses...

Me resulta increíble darme cuenta que ya pasaron 8 intensos meses desde que tuve por primera vez en mis brazos… y muchísimo tiempo más desde que empezamos a planear tu llegada.
8 meses desde que dejaste de ser alguien que imaginaba todos los días desde el minuto cero que estuviste en mi panza…
8 meses que cada día es distinto al anterior, con días más difíciles que otros, pero todos colmados de una alegría indescriptible.
Darme cuenta que el tiempo pasa tan rápido me asusta un poco… pero a su vez me hace comprender  que todos estos meses transcurridos juntas desde la mañana a la noche, me permitieron y me permiten verte crecer a cada instante, entender tus berrinches, derretirme con tus sonrisas, creer que dialogamos y seguir tus balbuceos como si entendiésemos ambas lo que la otra quiere decir…  ponerle voz a tus muñecos e inventar historias, cambiar los programas de chimentos por largas jornadas de Disney Junior… preparar tus comiditas con tanto amor y pensar todos los días que hacerte distinto para que no te aburras… tirarme en el piso y jugar con vos en tu gateo marcha atrás…  agacharme infinitas veces a levantar tus chiches que no te cansas de tirar como un desafío a que alguien te los alcance… Todo pasa tan rápido que quisiera detener el tiempo y que siempre seas mi bebé…  pero estoy entendiendo que cuando uno se termina de acomodar a algo, viene el próximo paso… cuando nos acomodamos con la teta, vino la primer comidita… cuando aprendimos con papá el lenguaje de señas por las noches, pasaste a tu cuarto… cuando nos quisimos acordar estabas en el piso intentando gatear y sosteniendo tu cabecita a la perfección… Y seguramente el largo camino que nos quede por recorrer juntos, sea así… dando pasos hacia adelante, con todo lo que venimos aprendiendo desde aquel 21 de Agosto.
Hoy me sigo emocionando como el primer día al verte… hoy los ojos se me siguen llenando de lagrimitas cuando escribo algo y revivo todos los días desde el primero…
Dentro de poco se avecina un nuevo cambio… el de despegarnos un poquito… y de vivir todo este proceso con la menor culpa posible, pensando que con Papá hoy lo que más nos importa en el mundo sos vos, y como no queremos que nada te falte, hay que volver a lo cotidiano. Sé que vos te vas a adaptar enseguida, porque te fuiste adaptando a cada cambio sin ningún problema, quizá los adulto somos los que necesitamos la adaptación ante estos cambios.
Como el equipo perfecto que formamos, decidimos juntos que pueda estar con vos hasta el último día que fuese posible, ajustándonos un poco, dejando los gustos de lado, olvidarnos de  las vacaciones en la praia, pero todo, absolutamente todo fue vivido con una enorme felicidad y pensando que era por la razón más importante de nuestras vidas: vos! Por eso seguramente, nada fue cuesta arriba… al contrario… cuando uno desea algo con muchas ganas, las cosas se acomodan solas.
Princesita, Felices 8 Meses… Gracias por tanto amor, por tanta magia, por enseñarme todos los días a amar este rol de madre,  por ayudarme a comprender lo que significa el amor de madre, ese que traspasa cualquier barrera, que no puede compararse con ningún otro amor y que siempre, hasta el fin de nuestros días, nos va a mantener unidas.
Te amo Panchi de mamá!